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Los peces no quieren salir de la pecera



Esta semana pasada estuve en París e hice todas las cosas que me gustaba hacer cuando vivía (allí): comer sushi en la Rue Monsieur le Prince, comer fondue (y beber vino) en el Refuge des fondues, molestar a los anticuarios de Saint-Germain-des-prés, sentarme a mirar a los skaters en la explanada de la Défense, tomar el sol en la Place des Vosges…

(M labios de mercurio.)

Compré varios libros viejos y una botella de Mouton-Rothschild; cometí el error imprudente de guardarlos en la misma bolsa. Al llegar a España la bolsa se me cayó y la botella se rompió. Sólo he podido salvar una primera edición de El amante de Marguerite Duras. Los otros libros que había comprado mejor ni nombrarlos, porque ya no existen.

(Mis dedos perdidos en tu pasado, el sol que nunca atravesó las persianas.)

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Bonita foto, me vienen recuerdos a la cabeza de mi estancia allí, breve, pero intensa...
Eso te pasa por ser tan exquisito en tus compras y tan dejado para facturarlas! jejeje.
No te preocupes Ella te traerá otra botella de vino si hace falta, sabes que por ti lo haría.
Un besazo rey.

Hola Sory, tampoco soy tan exquisito: el vino me costó quince euros.

Como nadie me ha dicho nada del título de este post voy a tener que decirlo yo a gritos: ¡RAYUELA!

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