lunes, marzo 26, 2007

Sky Blue Sky (2)



I

El disco de Wilco es bonito, pero, ay, bonito no basta. No basta porque sus predecesores eran discos que marcaban a fuego, de los que arañaban las entrañas y hacían imposible salir indemne de ellos.

Sky Blue Sky se presenta correcto en todo: con canciones de estructuras cada vez más enrevesadas, contenido en su instrumentación, limpio, tranquilo… pero por momentos me falta ese sentimiento, ese desgarro melancólico que suelen tener las composiciones de Tweedy. Digo por momentos porque también hay canciones que podrían mirar a lo mejor de Wilco: Sky Blue Sky canción, que parece casi una vuelta a los tiempos de Far Far away, o What Light, con su euforia contenida que va estallando al final de la canción, o Walken, donde vuelven por los fueros Beatles, con un Tweedy totalmente transmutado en el McCartney más juguetón. Pero a nivel global el disco se acaba haciendo más monótono, más previsible que los anteriores, fruto quizá de cuatro o cinco canciones que no me dicen nada.


II

En líneas generales Sky Blue Sky supone la inmersión definitiva en el pop intimista hacia el que llevan años apuntando, despojados ya de cualquier atisbo de experimentación y orientados hacia un sonido decididamente clásico. Pero esto no niega la posibilidad de incluir en su música nuevos elementos como el soul, territorio hasta ahora inexplorado por la banda, y que aparece con fuerza en canciones como Side with the seeds. Esto es lo más gratificante de Sky Blue Sky: que Wilco no se estancan, que incluso en un disco que podría considerarse como ejercicio de estilo continúan una evolución que se inició ya en los tiempos de A.M

Bien pensado Yankee Hotel foxtrot era un punto de no retorno ¿qué podían hacer después de un disco tan radical, tan al borde de todas las cosas? Pues seguramente lo que hicieron: bajar las aspiraciones, discos de canciones y ya está. La jugada les salió perfecta con A ghost is born (y aquí podríamos discutir durante horas si el mejor disco de Wilco es el susodicho fantasma, Yankee o Being there) y en esta segunda ocasión les sale por lo menos bien. Cumplen decentemente, demostrando que pueden mantenerse con dignidad donde miles de bandas se estrellarían: en la publicación de un disco de tránsito o post-etapa gloriosa.

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martes, marzo 13, 2007

Scorsese y los Oscars

Ay los Oscars, esos odiosos premios. Ninguna persona que se tenga por medianamente culta les otorga crédito alguno: “Silvester Stallone tiene los mismos Oscars que Orson Welles”, dicen, y esta razón parece aniquilar cualquier posible prestigio. Y sin embargo, todos los años estamos pendientes de lo que ocurre, más que nada para criticar (“¿Cómo puede ser que le den diez Oscars a Titanic? Vaya mierda de premios…”). Pero cuando gana alguna película que nos ha gustado cómo disfrutamos sacando pecho, recordándolo continuamente: “Te dije que Crash era un peliculón, se merecía el Oscar”. (¿Pero no eran una mierda de premios? ¿Por qué merece ganarlos una peli buena?).


Rosebud nuestros cojones

Este año la frase más repetida en los ambientes LososcarssonunamierdaporquenuncaganaLarsVonTrier es la de “qué irónico que Scorsese haya ganado con una peli menor como Infiltrados y no con
Toro Salvaje o Taxi Driver o Casino…” Y bien, cierto es que el que en su día estas pelis clásicas no ganasen el Oscar puede verse como un error histórico similar al hecho de que ni Borges ni Kafka ni Pessoa ganasen el premio Nobel, pero también es cierto que Infiltrados, a la vista de su competencia, era perfectamente digna de llevarse el Oscar 2007. (Quiero decir, quienes argumentan que Infiltrados no merece el Oscar porque es una peli menor de Scorsese caen en una falacia lógica que sería tal que así: “Toro Salvaje es mejor película que Infiltrados; como Toro Salvaje nunca ganó el Oscar, Infiltrados no puede ganar nunca el Oscar.” Olvidando de este modo que los Oscars se dan cada año a las películas estrenadas ese año, y que lo único imposible lógicamente es que Toro Salvaje gane el Oscar a la mejor película de 2006.)




Queda entonces claro que soy de los que se han alegrado por el Oscar otorgado a Scorsese este año, y no sólo porque sea uno de mis directores favoritos de toda la vida, sino sobre todo porque Infiltrados me parece a día de hoy una gran peli. Cuando salí del cine permanecí durante horas pensando en la película, inmerso en su ambiente asfixiante e impactado por su final (que, por cierto, ha disgustado a mucha gente por parecerles inverosímil; habrá que ver qué piensa esta gente de los finales de Shakespeare). Y cuando volví un poco en mí y fui capaz de emitir algún juicio lo único que me dije fue: el maestro está de vuelta (aunque luego tendría que haber matizado esta frase, porque para mí realmente nunca se había ido: Gangs of New York y, sobre todo, No Direction Home me siguen pareciendo obras maestras.)

Esto, sin embargo no me sucedió cuando vi a su competidora y gran favorita ( a posteriori gran derrotada) para la noche de los Oscars: Babel. Cuando salí de esta película salí frío y me di cuenta de que, siendo una obra que remite directamente a los sentimientos, no había conseguido implicarme casi en ningún momento; no porque fuese una mala película, sino porque estuve en la sala de cine todo el tiempo con la impresión de ya haber visto esa historia. Me explico: Babel es una buena película, pero aporta poco a quien ya haya visto Amores Perros y 21 gramos. Alejandro González Iñárritu construyó estas tres películas sobre unas ideas básicas: la concepción fatalista de la existencia (tan mejicana por otro lado) y la casualidad como elemento crucial que conecta todas nuestras vidas y que sirve como motor de un destino trágico. Estas ideas, presentes en los tres filmes, en teoría deben servir para dar cohesión a la trilogía, a la vez que cada film individual debe intentar aportar algo al punto de vista de los otros dos. Pero sin embargo en la trilogía de Iñárritu estos elementos comunes son demasiando importantes a nivel individual, hasta el punto de que se convierten en los elementos vertebradores de cada film y, como consecuencia, a veces da la impresión de que estamos viendo la misma peli tres veces. Lo único novedoso de Babel frente a sus dos hermanas es el situar las historias enlazadas en un contexto global y multilingüístico, una coartada casi evidente en estos tiempos en los que todo lo que huela a multicultural se toma por profundo y moderno y chachiguay.





Y sin embargo Infiltrados me gusta por eso, porque parece todo el tiempo una historia que ya hemos visto, una historia típica de Scorsese: empezando por el tema, el mundo del hampa y la mafia; siguiendo por ese ritmo trepidante que tienen muchas de sus pelis, que hace que estés agarrado al asiento durante tres horas casi sin que te des cuenta; por la música, sí, otra vez los Rolling, otra vez los setenta; y terminando por ese personaje, Jack Nicholson, que tantas veces Martin ha tratado de dibujar, su último boceto era Bill el carnicero en Gangs of NY, y que al final resulta ser la maldad y el exceso en estado puro, el mismísimo diablo.





Puede que sea contradictorio rechazar una película porque se parece demasiado a sus predecesoras y abrazar otra precisamente por lo mismo, pero eso es lo que ha tenido siempre el cine de Scorsese: que uno desea que no acaben sus pelis, por largas que sean, siempre queremos que haya algo más, que la historia continúe. Y con Infiltrados esa historia, la historia de Malas Calles, de Uno de los nuestros, de Casino, continúa.

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miércoles, marzo 07, 2007

Sky blue Sky

Wilco son una de las pocas bandas que parecen comprender el devenir de los tiempos (discográficos) y que ven en Internet no un enemigo donde millones de ladrones les roban su trabajo, sino una valiosa herramienta al servicio de la difusión de su música. Con una lucidez de la cual deberían aprender muchos (sobre todo aquí en España), Jeff Tweedy suele decir: "No sonamos en la radio porque las emisoras actuales están dominadas por las radiofórmulas y los productos prefabricados. Hemos perdido ese medio de difusión, no encajamos en la radio actual. Tampoco salimos por la MTV porque no grabamos videoclips, no somos un grupo con más imagen que sonido; tampoco disponemos de ese medio de difusión. Nuestro único medio para llegar a oyentes de cualquier parte del mundo es colgar nuestras canciones en Internet, Internet es nuestra radio." Y recientemente, en una entrevista al diario El Mundo, Jeff Tweedy volvía a incidir en este tema: "No me importa que la gente pague por mis canciones, lo que me importa es que la gente las escuche".




En el año 2002, justo cuando su discográfica de siempre rechazó el álbum Yankee Hotel Foxtrot por considerarlo "anticomercial", Wilco decidieron, ni cortos ni perezosos, colgarlo en su web oficial para que pudiese ser descargado de forma gratuita. Para los empresarios de las discográficas aquello era casi un suicidio, si alguien puede conseguir algo gratis no va a pagar después por lo mismo, pensaban ellos. Sin embargo el disco fue descargado masivamente y obtuvo execelentes críticas, lo cual motivó a Nonesuch (subsidiaria de la Warner) a adquirir el disco y publicarlo de forma "convencional". Las ventas fueron tan masivas como las descargas, convirtiéndose en el disco más vendido de Wilco hasta ese momento.

En 2004 apareció de forma misteriosa en Internet el disco A ghost is Born, meses antes de su publicación oficial. Lo habitual en estos casos es señalar que se trata de una versión incompleta o una maqueta de trabajo del álbum y que la versión definitiva será diferente, pero Wilco lo único que hicieron fue publicar en su web el orden correcto de las canciones del disco y poner todo el artwork gratuitamente, para que todos aquellos que lo hubiesen descargado de Internet pudiesen grabarlo en cd e imprimirse las portadas oficiales. Cuando el disco se publicó las ventas superaron las de Yankee Hotel Foxtrot.



Con estos precedentes era de esperar, entonces, que la fecha marcada en mayo de este año para la publicación de su siguiente disco, de título Sky blue Sky, se viese adelantada por otra "filtración sorpresa" del disco en Internet. Y así ha sido: este fin de semana permitieron que el disco se escuchase íntegro en su web, al menos el tiempo suficiente para que pudiera filtrarse a las redes de P2P del mundo y por supuesto aquí: Pinchad aquí para descargar Sky Blue Sky.

Aún estoy por la primera escucha y no tengo una opinión formada. Desde luego no es la continuación de A ghost is born que todo el mundo esperaba: casi no hay experimentación ni electrónica. Tampoco temas decididamente rockeros. Es un disco muy calmado, de medios tiempos marca Jeff Tweedy, sobrio en la instrumentación y con aliento de pop clásico, con algunas canciones muy Beatles. Ya os contaré.

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viernes, marzo 02, 2007

Cansado, sin tiempo para escribir. Sé que sabréis perdonarme.

Prometo dar algo de vida a esto después del fin de semana.