martes, junio 19, 2007

Lolita (y II)

A propósito de lo escrito el otro día sobre Lolita, hoy he estado discutiendo con un compañero que había leído el blog sobre el consabido tema de las adaptaciones al cine de obras maestras de la literatura. Sin entrar a valorar el tópico “el libro siempre es mejor que la peli” (quienes esto sostienen obvian libros infumables sobre los que se han hecho obras maestras del cine, como Parque Jurásico y tentado estoy de poner hasta El Padrino, pero no lo he leído), hemos discutido sobre la posible condición canónica de la adaptación de la novela de Nabokov que hizo Kubrick.

No vamos a decir que Lolita película sea mejor que Lolita novela, porque no lo es, pero sí que hace lo que debería hacer toda adaptación de un medio narrativo a otro, esto es: no intentar suplir al artefacto original, no suplantar al libro, sino aportar una visión de él, una interpretación que a la postre complementa y amplía la lectura. Así nos encontramos con que la peli se hace fuerte en aspectos que el libro desarrolla poco o casi olvida, ampliando nuestra visión y aportando nuevos matices.




Por ejemplo, el personaje de Quilty en el libro está solamente esbozado, casi no aparece hasta el final y todo lo que se sabe de él son referencias indirectas y elucubraciones del atormentado Humbert. En la peli, sin embargo, este personaje está más desarrollado, convirtiéndose en algo que el libro solamente insinúa: la Némesis perfecta de Humbert, un tipo perverso y tremendamente inteligente, su opuesto y sin embargo su igual, su hermano. No debemos olvidar que Kubrick contó con la privilegiada ayuda de Nabokov para elaborar el guión, por lo que no sería de extrañar que después de haber publicado la novela este personaje siguiese creciendo en su mente y esto quedase plasmado en la peli. Además, para interpretar a Quilty se contó nada menos que con Peter Sellers quien hizo mucho por aportar ese matiz de perversión , en uno de los papeles más interesantes que interpretó en su carrera.

Por otro lado el personaje de Lolita en el libro se mueve constantemente en la ambigüedad: nunca llegamos a saber si realmente es una astuta muchacha, consciente del efecto que tiene sobre los hombres y capaz de usar este efecto para jugar con ellos, manipularles y obtener lo que desea, o una inocente adolescente, víctima de la imaginación de Humbert que proyecta sobre ella todo ese poder y esa malicia. En la peli esta balanza se resuelve en mi opinión hacia la primera de las opciones: la elección casi obligada de Sue Lyon para el papel (la Lolita original tiene doce años, pero para su traslación a la pantalla se buscó a una actriz de mayor edad para evitar polémicas) la despoja de cualquier indicio de inocencia, convirtiéndola más en verdugo que en víctima.


Arriba dije que el libro no trataba ciertos aspectos o que olvidaba desarrollar estos personajes. No es eso exactamente lo que sucede; no es que estos dos personajes no estén suficientemente trazados en el libro, sino que la visión que se nos da de ellos resulta mucho más ambigua, en tanto que es siempre la visión que tiene de ellos Humbert. No podemos saber cómo son realmente Lolita y Quilty porque lo que leemos de ellos ha sido escrito por Humbert (obsesivo Humbert, enamorado Humbert, brillante Humbert, demente Humbert…) Lo que la peli hace es dar vida a estos personajes más allá de la imaginación enfermiza del narrador, de la cual no son capaces de escapar en el libro. No llegamos a saber quienes son Lolita y Quilty en la novela, sólo vemos la representación que de ellos hace Humbert (representación de la cual no podemos fiarnos). Sin embargo en el filme sí podemos afirmar que hemos visto quienes son estos personajes independientemente de cualquier visión deformante: se trata de dos personajes enfermos y perdidos, otras dos figuras desesperanzadas recorriendo América en busca de nada. Exactamente como Humbert.

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