Ciudades palimpsesto
Ciudades que no existen, ciudades que están vacías como una pompa de jabón o una metáfora. Ciudades que son tantas y tantas palabras, tantas películas, tantos cuadros y quizá alguna postal. Ciudades creadas por el sueño de otros y a las que la gente viaja para vivir en el sueño de otros. No hablo de turismo, hablo de hacer las maletas y marcharse a un lugar real queriendo convertirse en un personaje de ficción.
París, ciudad creada con palabras escritas sobre otras palabras, ciudad literatura. Insostenible sin sus escritores, sin los mil poemas que han dibujado sus esquinas o los pintores que han dado nombre a sus calles. Por eso los franceses no saben vivir en París, porque para ellos siempre ha estado allí, creen que el Pont des arts existía antes de Les Éditions de minuit o de la Maga, creen que Hemingway no construyó la Rue Mouffetard. Han nacido allí, no hacen peregrinación buscando ese sueño. Por eso París pertenece a los extranjeros, a los peregrinos. (Hubo una época en que yo paseé por allí, pasaba los días muertos andando por París como quien relee un libro sin seguir su orden natural, saltando de una calle a otra como si fueran los capítulos de una gran novela).
Una esquina de Nueva York en la que Bogart enciende un cigarrillo nada más bajar del taxi en Más dura será la caída. Peter Parker dejando caer una rosa desde el puente de Brooklin en memoria de su novia muerta. Woody Allen y Diane Keaton enamorándose por enésima vez delante del mismo puente…
Los Ángeles en las novelas de Raymond Chandler.
Oxford en Todas las almas.
Nueva Orleáns en los discos del Professor Longhair.
El Missisipi en Exile on Main st (grabado a miles de kilómetros).
El Mississipi en Mark Twain.
El sur de Francia visto a través de tus ojos
Etiquetas: cine, libros, música, reflexiones inviables, y yo
Avignon sin ti, pero contigo.
Posted by Anónimo | 17/10/06 18:49