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Contra mi horóscopo

Para poner en orden una vida hay que empezar poniendo orden en una cabeza. Me lo dijo mi horóscopo hace tiempo y desde entonces he puesto todo mi empeño en hacer justamente lo contrario.

Llevo varios días viviendo dentro de Blood on the tracks y hoy estoy dispuesto a proclamarlo mejor disco de la historia mundial. Motivos personales, quizá, lo cierto es que es el disco perfecto para escuchar cuando todo se ha acabado y estás solo, solito.



Estoy leyendo El libro de las ilusiones de Paul Auster antes de que estrenen la peli. Sólo llevo unas cien páginas pero ya puedo decir que me está gustando mucho… Me da vergüenza reconocer que me alejé de este libro (yo que siempre he sido defensor de Auster) por las malas críticas que recibió en España. Ya va siendo hora de que los principales periódicos se den cuenta de que los responsables de sus suplementos y secciones literarias tienen una media de edad de ciento diez años y unos cánones estéticos dignos de Menéndez Pelayo. Aprovecho para decir que Cela no está ni entre los mil mejores escritores del siglo XX y proponer que se le quite el Nobel post-mortem.

Hablando de críticos y tal, este fin de semana estuve en Francia y me he traído unas cuantas revistas musicales y, o me traje las revistas equivocadas, o el nivel de la prensa musical de allí es infinitamente inferior a la de aquí (y mira que lo de España no es para presumir precisamente). Incluso la mítica Les Inrockuptibles, a la cual fui adicto en mi etapa parisina, ya no es una revista de música sino “de tendencias”. Eso no sería malo sino fuese porque son tremendamente pretenciosos: ¿Os imagináis a El País de las Tentaciones entrevistando a Derrida? Pues eso.

El título del disco compartido de Bunbury & Vegas, El tiempo de las cerezas, viene, supongo, de la vieja canción francesa Le temps des cerises. Me he puesto a escuchar la versión de Yves Montand y, joder, estoy casi llorando. Qué inolvidable también el capítulo de Rayuela en que la clocharde canta un amanecer junto al Sena: Quand il reviendra, le temps des cérises. Ciertas cosas deberían ser sagradas para que Bunbury no viniese a joderlas.

Estoy pensando escribir un libro de poesía épica titulado Muerto flotando en una piscina. Será algo así como El cementerio marino de Válery contra El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder. Tedrá unas seiscientas páginas por lo menos y estará narrado por el propio muerto, que irá contando lo que ve dentro de la piscina. Confundirá las hojas caídas de los árboles en otoño que flotan a su alrededor con palomas volando en el cielo, etc…




…et tous nous amours.

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Joder Pepe, cada día me sorprende aún más tu intelecto. Me encanta el blog de hoy, y no sé si es porque hoy soy empatica, o porque de verdad tus palabras me llegan, pero me has hecho sentir triste e incluso vacia.

Me encanta lo que dices que vas a escribir...te compro los derechos para llevarlo a la gran pantalla.

No estás solo.(Busca en tu mente)

Te quiero cuñao!

Gracias Sory si ya sé yo que no estoy solo, lo que pasa es que miro en mi mente y sólo veo... cocaína, o eso decía Bob Dylan.

No te tomes en serio las cosas que escribo aquí, si esto en el fondo es todo mentira.
Bueno, un besazoy gracias por leer.

Un muerto en la piscina. Probablemente el mejor comienzo de una peli de la historia. Yo no creo en Dios, creo en Billy

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