Sentado en un Corn-Flake

Me planto cada día delante de treinta caras que no esperan nada de mí e intento fingir un equilibrio que no existe: pongo cara de cretino y hablo como si mi vida tuviera orden, como si no existiesen problemas o como si los problemas no fuesen más importantes que mi trabajo. Me comporto como si pudiera dormir por las noches y como si afeitarme tres veces a la semana me pareciese lo más normal del mundo. Y me planteo que quizá lo que había que decir a esas treinta caras que se sientan allí esperando una vida más plena, más equilibrada, es que esa vida que esperan es una gran farsa, un fingimiento de ocho horas con olor a colonia y vuelta otra vez al agujero.

Posted by JLG on jueves, mayo 03, 2007 at 7:38 p. m. | Permalink