miércoles, junio 28, 2006

Nuevo formato veraniego

En imitación de los programas televisivos españoles que cambian su formato según la estación del año (véase Corazón de Verano, Corazón de Otoño, Corazón de Invierno, Corazón de Primavera...), se me ha ocurrido cambiar la plantilla del blog para darle un look más veraniego. Así, si estos meses de julio y agosto os quedais como yo haciendo de pardillos en la ciudad, sólo tenéis que venir a esta página y refrescaros automáticamente viendo el dinámico y colorido diseño, de demostrada eficacia contra el calor.

Mientras tanto, mi amiga Sory sigue trabajando- sin prisa, le he dicho, pues los lectores de Sentado en un corn-flake son gente sabia que prima el contenido del blog por encima de los alardes estéticos- en un molón logo personalizado que se convertirá en sello de distinción para este rinconcito de la red. Como podéis ver no descansamos en el empeño de hacer de esta página la más fashion del universo.

Pues eso, que espero que os guste.

jueves, junio 15, 2006

Shuggie Otis Inspiration Information

Shuggie Otis es un clásico de las típicas listas de “genios olvidados de la música” y un eterno reivindicado: Inspiration Information, el disco del que voy a hablar hoy, fue un tesoro reservado para unos pocos coleccionistas que guardaban la edición original en vinilo hasta hace cinco años, cuando por fin se editó en CD tras una auténtica campaña de reivindicación emprendida por algunos críticos y músicos. Y, aunque sea un tópico decirlo, realmente cuesta entender por qué este disco, que lo tenía todo para triunfar en 1974, fue ignorado y fracasó a nivel de ventas, suponiendo así el prematuro testamento musical de Shuggie que, desanimado y lastrado por problemas de salud, no ha vuelto a grabar en solitario.




Si lo comparamos con la Santa Trilogía del Soul de principios de los 70, Inspiration Information tiene melodías pop cercanas al estilo de Stevie Wonder (a cuya voz acaramelada recuerda a veces la de Shuggie) envueltas en una producción cálida y sofisticada como las de Marvin Gaye y Curtis Mayfield. Además, presenta una sección rítmica cercana al funk (Shuggie era un obsesionado de la Sly & the Family Stone -en el tema Inspiration Information tiene groove el brotha’), instrumentales jazzeros (Rainy Day) y coqueteos hasta con el reggae y los ritmos latinos (Sparkle City). Si a esto añadimos su guitarra de blues (sus inicios como músico en las Al Kooper sessions* remiten a este estilo, donde se le comparó con Jimmi Hendrix) encontramos un auténtico compendium de toda la música negra del siglo XX, tal y como el que intentó llevar a cabo Prince ya en los años 80.




La comparación con Prince me sirve para volver al tema de la producción del disco: me gusta Prince, pero si tengo que señalar un defecto en su música (es decir, en sus primeros discos hasta Sign of the times, después de éste es bastante fácil encontrarle defectos) es su chirriante producción ochentera (¡¡esas baterías con ecos!!) que ya suena desfasada el 1 de enero de 1990. Esto no ocurre, sin embargo, con Inspiration Information, que tiene uno de sus puntos fuertes en la producción, entre cálida y nocturna. A día de hoy suena bastante más moderno (quizá debiera decir “atemporal”) Shuggie Otis que el Príncipe de Minesotta. En el libreto de la edición en CD el padre de Shuggie, el bluesman Johnny Otis, da una clave: la primera inquietud de su hijo con respecto a la música fue la de componer bandas sonoras para películas. En efecto, la instrumentación en este disco va creando ambientes, Shuggie (que tocó él mismo todos los instrumentos) antes que lucir su destreza prefiere aportar un matiz a la canción, un sentimiento, un color... En este sentido podríamos compararle con el Miles Davis de In a Silent Way, por nombrar a otra gran figura (quizá la mayor figura) de la música negra y su variedad de estilos en los que Shuggie se movió como nadie y en cuya confluencia supo encontrar un estilo maravilloso y, hasta hoy, no repetido.

Aquí está el disco para descargar:

  • Shuggie Otis- Inspiration Information




  • Esta edición en CD de Inspiration Information lleva como extra cuatro temas del primer disco en solitario de Shuggie Otis, Freedom Flight de 1971 y que aún sigue sin reeditarse. De estos cuatro temas merece la pena fijarse en Strawberry Letter 23, el único número 1 de Shuggie en toda su carrera y que es canela fina.

    *** Desde luego creo que Al Kooper se merece un post para él solo. Otra grandiosa figura de la música de los 60 y los 70 hoy relativamente olvidada. Ya tiene su página de historia ganada sólo porque suyo es el órgano a todo volumen que abre Like a Rolling Stone. Pero es que además tuvo un papel decisivo en el Odessey & Oracle de los Zombies, uno de los mejores discos de los 60, además de participar en proyectos como Blood Sweat & Tears y una nada despreciable obra en solitario. Lo dicho, pendiente queda hablar de él otro día.

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    viernes, junio 02, 2006

    Centauros del desierto

    Ayer volví a ver Centauros del Desierto. Ya sé que no es nada original decirlo, pero es una de mis películas favoritas. Podría decir muchas cosas sobre ella, podría hablar de la impresionante fotografía, de la poética concepción del paisaje, de los espacios abiertos como símbolo de libertad… Sin embargo si hay algo por lo que me gusta en especial esta película es por su inolvidable protagonista, Ethan Edwards, interpretado por John Wayne en la que no sé si será la mejor actuación de su carrera pero sí es sin duda el mejor personaje que pudo interpretar. Ethan es uno de los mayores aciertos de Centauros, es el elemento que la diferencia del resto de obras de Ford y el que la hace ser un punto de inflexión en el cine del oeste. Si ya Ford con La Diligencia inauguró el período del western clásico, con Centauros clausura ese período, anticipando elementos característicos de los renovadores del género de los años 60 y 70 como Sam Pekimpah o Sergio Leone. Y esto lo consigue precisamente a través del personaje de Ethan, un héroe realista y menos idealizado que los de sus anteriores películas.




    En comparación con otros papeles de Wayne, Ethan es un personaje demasiado oscuro para la época, no es el tipo duro y reservado pero de buen corazón, sino un ser lleno de odio y resentimiento. Durante la película lo vemos cometer una y otra vez actos de una crueldad inusitada en un protagonista: profanar la tumba de un cherokee y disparar a los ojos del cadáver, atacar a una manada entera de búfalos con el fin de acabar con la caza y provocar el hambre entre las tribus que habitan el valle… La búsqueda obsesiva que durante cinco años lleva a cabo junto a Martin no tiene como fin salvar a su sobrina, sino la simple venganza, saciar la ira que habita en su interior (y que es insaciable, por supuesto). Esto lo relaciona con el que es seguramente el mayor personaje de la literatura norteamericana, el capitán Ahab de Moby Dick: los dos son personajes obsesionados con la venganza, inmersos en una ciega búsqueda imposible que sólo les conduce, y ambos lo saben, a su autodestrucción. Ambos son don quijotes demoníacos enfrentados a la creación misma (Ahab a una invencible ballena blanca, Ethan al impresionante paisaje en que se desarrolla Centauros y frente al que el hombre se siente empequeñecido). No es de extrañar entonces que Scorsese reconociese que se inspiró directamente en Ethan para elaborar su Travis de Taxi Driver: la condición de solitario enfrentado a toda la sociedad, la visión distorsionada de la realidad y la demencial escala de valores del psicópata interpretado por Robert de Niro están ya presentes en Ethan Edwards.




    Se ha escrito que la larga búsqueda que Ethan y Martin llevan a cabo a través del desolado paisaje del sur de los Estados Unidos es en realidad una búsqueda de la redención, de la paz interior en una tierra marcada por la violencia. Eso es cierto en el caso de Martin, que nunca olvida que su fin último es recatar a Debbie y que, a través de este rescate, podrá olvidar los fantasmas del pasado (sus remordimientos por no haber estado en casa el día en que su familia fue asesinada) y empezar una nueva vida. Ethan sin embargo tiene como objetivo último la venganza y no dudará en intentar matar a su sobrina cuando descubra que ésta ha aceptado el modo de vida de los cherokees; no le importa salvar a nadie sino simplemente saciar la ira que desborda su interior. Es revelador el hecho de que en la novela de Alan le May en que se basa The Searchers, el personaje de Ethan no perdona a su sobrina y muere al final intentando asesinarla, cegado aún por su odio irracional. Ford sin embargo prefirió cambiar ese final y hacer que Ethan acepte a Debbie y la rescate de los cherokees, otorgándole de este modo esa redención que él no buscaba y que quizá ni siquiera merecía. Redención que, como señalaría Clint Eastwood en Sin perdón casi cuarenta años después, no es posible: no hay perdón, nuestros crímenes pasados seguirán visitándonos como fantasmas en medio de la noche, estamos inevitablemente condenados al infierno de nuestros remordimientos.




    De este modo, Ford pone de manifiesto la delicada línea entre el héroe y el psicópata. Tal y como después explotaron Pekimpah, Leone o el propio Eastwood, la fígura del cow-boy, uno de los mitos fundadores de la cultura estadounidense, es en realidad una figura brutal y violenta, con las manos manchadas en sangre. Los western modernos proponen una reflexión sobre la violencia que subyace bajo los pilares de nuestra cultura, más aún: una reflexión sobre los mares de sangre y muerte en que se asienta toda nuestra civilización. En un determinado momento de la película, un personaje de Centauros dice de la tierra en que viven que es una tierra de muerte y desolación, pero que quizá algún día pueda convertirse en un lugar habitable y próspero para otras generaciones venideras. Pero ¿podrán esas generaciones venideras soportar el peso de su pasado?

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